viernes, 2 de octubre de 2020

Recuerdos

 Cuando somos pequeños, queremos ser grandes y de grandes queremos ser chicos otra vez. Esto sucede más si nuestra infancia fue tan hermosa, llena de recuerdos lindos y rodeados de mucho amor. Al principio te duele recordar cosas que ya no vas a vivir nunca más, como cuando abrazaste a tus abuelos por última vez, el ultimo beso, la ultima charla y no te diste cuenta que era la ultima. Ahora de grandes, más allá de la vorágine de la vida, recordamos a cuenta gotas, con un aroma, una comida, una risa, una mirada perdida en algún desconocido. Tal vez se nos escape una lagrima recordando una vida que ya no existe, aquel vecino que venia a tomar mates a tu casa con tus viejos para hablar del barrio, esas reuniones familiares de mesas largas, esos amigos de la infancia con los que compartimos tantas horas de juegos, y hoy son desconocidos que saludan por redes sociales por los cumpleaños y aquellos primos que fueron cómplices de tantas travesuras...

No paras de pensar en lo que fue y hoy ya no es, por que ya no somos los mismos y esta bien que sea así, por que vamos creciendo y aprendiendo de lo bueno y lo malo. Cada etapa de la vida debería ser un tesoro guardado en la memoria y por más que los años pasen y la memoria nos falle, no te preocupes, por que tenemos la memoria del alma y ella nos va a seleccionar lo mejor de nosotros. Disfrutemos de cada etapa y así guardaremos combustible para seguir cuando no tengamos fuerzas.



1 comentario:

  1. La mejor época es cuando se nace hasta los diez años, más o menos. A partir de los trece o catorce ya empieza la programación en la escuela para la integración en la futura esclavitud laboral y el mantenimiento del capitalismo, así como la perpetuidad de los errores que cometieron nuestros antepasados. Empiezan los deberes; las obligaciones; las elecciones y en definitiva,la integración a una sociedad cuyo sistema instaurado es hipócrita, falso y deshonesto. Sustentado por el ultraje del poderoso y el sometimiento del proletariado. Sin duda, es mejor ser pequeño, muy pequeño.

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  Cuando somos pequeños, queremos ser grandes y de grandes queremos ser chicos otra vez. Esto sucede más si nuestra infancia fue tan hermosa...